jueves, 2 de julio de 2009

Cap. 2: Señales



Era la primera luna llena del año. Lucía estaba sentada delante del ordenador mirando el correo, como hacía cada noche. Vio un correo sin remitente, no lo iba a abrir, pero le llamó la atención. Lo abrió y vio que era un video. Lo repitió varias veces, ya que no entendía qué podia significar un video de un espeso bosque, lobos aullándo a la luna y una extraña sombra, que parecía un hombre, a lo lejos, observando el cielo estrellado y la luna llena.

Pensó que sería una broma de su hermano Luis, al que siempre le había gustado el mundo de los lobos y la licantropía.

Le envió un correo a su hermano, vio que eran más de las doce, era muy tarde, y al día siguiente tenía que madrugar, así que se dirigió a su habitación. Le pareció ver una sombra a través de la ventana, y se giró sobresaltada, allí no había nada, pensó que sería algún vecino que pasaba, y que el video de su hermano le había hecho pensar demasiado, así que comprobó que el despertador estaba puesto y se acostó a dormir.



No tardó mucho en dormirse, cuando notó alguien a su lado, inconscientemente, se giró a abrazarlo, creyendo que era su marido, que estaba de viaje de empresa, pero abrazó un hueco vacío, y se despertó. Encendió la luz y miró al otro lado de la cama, y sonrió, pensando que tenía muchas ganas de verle y que el sueño le estaba afectando, así que apagó la luz y se dirigió a dormir de nuevo, sin conseguir en toda la noche un sueño profundo que le ayudase a descansar.



A la mañana siguiente se despertó cansada, como si no hubiese dormido nada, había dormido muy poco, no había parado de despertarse en toda la noche y creyó soñar con algo relacionado con el video, pero no estaba segura, lo recordaba muy vagamente. Desayunó, llamó a Mario, su marido y estubieron hablando bastante tiempo, le contó lo ocurrido, y Mario no pudo resistir una pequeña carcajada.

- No te preocupes, no ha sido más que un sueño que ni siquiera recuerdas con claridad y una mala noche - dijo entre risas.



- Sí, puede que le esté dando demasiada importancia cuando no la tiene.



- Eso es, ahora no pienses más en ello y tómate una buena taza de café.



-Sí, ya lo he hecho, y espero que no tarde mucho en hacer efecto, por cierto, vendrás pasado mañana, ¿verdad?



- ¡Sí!, ya tengo muchas ganas de estar en casa contigo.



- Sí, y yo - Dijo con una sonrisa. Vio la hora en el reloj de la cocina, tenía que irse ya a trabajar.



- Bueno, te tengo que dejar, sino no llegaré al trabajo, todavía me queda una hora en coche.



- Tienes razón, te llamaré a la hora de comer, a ver si estás mejor.



- Sí, eso espero, hasta luego, te quiero.



- Y yo a tí, hasta luego.



Lucía se dirigió al garage, cogió el coche y se puso en marcha dirección al trabajo.

Llegó en una hora, como siempre, aparcó, y entró en el colegio -Lucía era profesora en una escuela infantil- Dio los buenos días a todos los niños, se sentaron y ella les repartió unas fichas con números, cada uno lo tenian que pintar del color que ella dijese. Cuando llegó la hora del recreo, todos salieron a jugar, y Lucía pidió a sus compañeras que la sustituyesen, ya que estaba muy mareada, una de ellas, Marta, le acompañó a enfermería.



La enfermera, María, le tomó la tensión, que la tenía muy baja.



- Solo es un bajón de tensión, ve a tomar un café y ya verás como mejoras.



- Sí, gracias.



- Bajo contigo, así yo también me tomo uno - dijo Marta sonriendo.



En la cafetería, se le pasó por la cabeza a Lucía que este mes tenía ya un retraso de dos semanas, pero todavía no se lo había dicho a Mario. Se lo comentó a Marta.



- ¿Quieres que vayamos a la hora de comer a buscar una prueba de embarazo? Hoy no nos toca guarida a ninguna de las dos.



- Sí, creo que será lo mejor. - Terminaron el café y se dirigieron al patio, donde estaban sus compañeras, solo faltaban cinco minutos para volver a entrar. Les explicó lo del bajón de tensión y estas se alegraron de que no fuese nada importante.



A la hora de comer fueron a comprar la prueba se la hizo, y dio positivo. Lucía estaba muy contenta, y llamó a Mario, contándole la noticia.



- ¿De verdad?



- Sí, vamos a ser padres. - Los dos estaban muy contentos, y Lucía llevó el resto del día ignorando sombras, libros que se cerraban solos y demás pensándo únicamente en su futuro bebé.







CAP. 3: El primer encuentro



Lucía llegó a casa por la noche después del trabajo, ese día se había levantado algo inquieta. Se preparó para entrar al baño y ducharse. Mientras el agua empapaba su cuerpo, sus músculos iban relajándose paulatinamente. De pronto escuchó un ruido, pero pensó que sería de alguna ventana abierta. Cuando abrió los ojos, vio una gran sombra negra al otro lado de la habitación, se le cortó la respiración y las manos le empezaron a temblar, irradiandose a todo el cuerpo. Decidió dar un paso y abrir la mampara de la ducha, ni siquiera pensó que estaba desnuda...



Entonces lo vio, un angel negro con unas enormes alas estaba allí, observándola, su blanco rostro lleno de cicatrices dejaba ver toda su sabiduría. Lucía no sabía que hacer, intentó decirle algo, pero no pudo articular palabra. Y fue cuando el angel alzó una mano y la puso en el cuello de Lucía, ésta notó como sus pulsaciones se aceleraban todavía más, y como sus músculos se tensaban extremadamente. Pero pronto pudo darse cuenta que no quería hacerle daño, pues no le estaba apretando, solo la miraba a los ojos, y Lucía fue respirando algo más tranquilamente sin dejar de estar tensa. Fue cuando vio un pequeño destello salir de sus ojos y dirigirse a los suyos, era un destello blanco, cegador, pero el angel no dejaba que cerrase los ojos, ahora tenia una mano en el cuello y otra en el vientre. De pronto, su mente se quedó en blanco y se desplomó en el suelo, estando así varias horas.



Fue entonces cuando llegó Mario, la llamó pero vio que nadie contestaba, le extrañó porque era tarde y sabía que hoy llegaba. Subió las escaleras y vio la puerta del baño entreabierta y la luz encendida. Entro y vio a Lucía tendida en el suelo, se asustó muchísimo, se acercó hasta ella y la cogió en brazos, sentándose en el suelo. La llamó, y tras unos segundos, abrió los ojos, al principio lo veia todo borroso.



- Cariño, ¿qué te ha pasado?



- Nada... nose, creo que me ha vuelto ha bajar mucho la tensión, solo eso.



- ¿Estás segura? ¿ no quieres ir a urgencias?



- No estoy bien, de verdad, solo necesito descansar. ¿Vamos a cenar?



- De acuerdo, pero creo que debería verte un médico.



-Estoy bien.



Durante la cena fue recordando lo sucedido, e intentó decirse a sí misma que había sido fruto de su imaginación, por el mareo, pero sabía que había sucedido, pensó que todo eso había sido tan subrealista...



























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